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La pérdida de la Alhama

La ciudad de Alhama fue tomada por don Rodrigo Ponce de León el 28 de febrero de 1482: fue una conquista importante y de gran efecto psicológico sobre los moros.
Todavía pueden viitarse hoy, en Granada, la puerta de Elvira, la plaza de Bib-Rambla y el Zacatín, la antigua calle de los mercaderes.
Paseábase el rey moro
por la ciudad de Granada,
desde la puerta de Elvira
hasta la de Villarrambla.
¡Ay de mi Alhama!
Cartas le fueron venidas
que Alhama estaba ganada;
las cartas echó en el fuego
y al mensajero matara.
¡Ay de mi Alhama!
Descabalga de una mula
y en un caballo cabalga;
por el Zacatín arriba
subido se había al Alambra.
¡Ay de mi Alhama!
Como en el Alambra estuvo
al mismo tiempo mandaba
que se toquen sus trompetas,
sus añafiles de plata.
¡Ay de mi Alhama!
Y que tambores de guerra
aprisa toquen alarma,
para que lo oigan sus moros,
los de la Vega y Granada.
¡Ay de mi Alhama!
Los moros, que el son oyeron,
que al dios de la guerra llama,
uno a uno y dos a dos,
se ha juntado gran batalla.

¡Ay de mi Alhama!
Allí habló un moro viejo,
de esta manera hablara:
-¿Para qué nos llamas, rey?
¿Para qué es esta llamada?
¡Ay de mi Alhama!
-Habéis de saber, amigos,
una nueva desdichada,
que cristianos de braveza
ya nos han ganado Alhama.
¡Ay de mi Alhama!
Allí habló un alfaquí
de barba crecida y cana:

-Bien se te emplea, buen rey;
buen rey, bien se te empleara.
¡Ay de mi Alhama!
Has matado Abencerrajes,
que eran la flor de Granada,
y cogido a renegados
de Córdoba la nombrada.
¡Ay de mi Alhama!
Por eso mereces, rey,
una pena muy doblada:
que te pierdas tú y el reino,
y aquí se pierda Granada.
¡Ay de mi Alhama!