Luces de Bohemia: Escena IV

Ramón María del Valle-Inclán, Luces de Bohemia
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Noche. MÁXIMO ESTRELLA y DON LATINO DE HISPALIS tambalean asidos del brazo por una calle enarenada y solitaria. Faroles rotos, cerradas todas, ventanas y puertas. En la llama de los faroles un igual temblor verde y macilento. La luna sobre el alero de las casas, partiendo la calle por medio. De tarde en tarde, el asfalto sonoro. Un trote épico. Soldados Romanos. Sombras de Guardias: Se extingue el eco de la patrulla. La Buñolería Modernista entreabre su puerta, y una banda de luz parte la acera. MAX y DON LATINO, borrachos lunáticos, filósofos peripatéticos, bajo la línea luminosa de los faroles, caminan y tambalean.


MAX: ¿Dónde estamos?

DON LATINO: Esta calle no tiene letrero.

MAX: Yo voy pisando vidrios rotos.

DON LATINO: No ha hecho mala cachiza el honrado pueblo.

MAX: ¿Qué rumbo consagramos?

DON LATINO: Déjate guiar.

MAX: Condúceme a casa.

DON LATINO: Tenemos abierta La Buñolería Modernista.

MAX: De rodar y beber estoy muerto.

DON LATINO: Un café de recuelo te integra.

MAX: Hace frío, Latino.

DON LATINO: ¡Corre un cierto gris!...

MAX: Préstame tu macferlán.

DON LATINO: ¡Te ha dado el delirio poético!

MAX: ¡Me quedé sin capa, sin dinero y sin lotería!

DON LATINO: Aquí hacemos la captura de la niña Pisa Bien.

La niña PISA BIEN, despintada, pingona, marchita, se materializa bajo un farol con su pregón de golfa madrileña.


LA PISA BIEN: ¡5775! ¡El número de la suerte! ¡Mañana sale! ¡Lo vendo! ¡Lo vendo! ¡5775!

DON LATINO: ¡Acudes al reclamo!

LA PISA BIEN: Y le convido a usted a un café de recuelo.

DON LATINO: Gracias, preciosidad.

LA PISA BIEN: Y a Don Max, a lo que guste. ¡Ya nos ajuntamos los tres tristes trogloditas! Don Max, yo por usted hago la jarra, y muy honrada.

MAX: Dame el décimo y vete al infierno.

LA PISA BIEN: Don Max, por adelantado decláreme usted en secreto si cameló las tres beatas y si las lleva en el portamonedas.

MAX: ¡Pareces hermana de Romanones!

LA PISA BIEN: ¡Quién tuviera los miles de ese pirante!

DON LATINO: ¡Con sólo la renta de un día, yo me contentaba!

MAX: La Revolución es aquí tan fatal como en Rusia.

DON LATINO: ¡Nos moriremos sin verla!

MAX: Pues viviremos muy poco.

LA PISA BIEN: ¿Ustedes bajaron hasta la Cibeles? Allí ha sido la faena entre los manifestantes, y los Polis Honorarios. A alguno le hemos dado mulé.

DON LATINO: Todos los amarillos debían ser arrastrados.

LA PISA BIEN: ¡Conforme! Y aquel momento que usted no tenga ocupaciones urgentes, nos ponemos a ello, Don Latino.

MAX: Dame ese capicúa, Enriqueta.

LA PISA BIEN: Venga el parné, y tenga usted su suerte.

MAX: La propina, cuando cobre el premio.

LA PISA BIEN: ¡No mira eso la Enriqueta!

La Buñolería entreabre su puerta, y del antro apestoso de aceite van saliendo deshilados, uno a uno, en fila india, los Epígonos del Parnaso Modernista: RAFAEL DE LOS VÉLEZ, DORIO DE GADEX, LUCIO VERO, MÍNGUEZ, GÁLVEZ, CLARINITO y PÉREZ: Unos son largos, tristes y flacos, otros vivaces, chaparros y carillenos. DORIO DE GADEX, jovial como un trasgo, irónico como un ateniense, ceceoso como un cañí, mima su saludo versallesco y grotesco.


DORIO DE GADEX: ¡Padre y Maestro Mágico, salud!

MAX: ¡Salud, Don Dorio!

DORIO DE GADEX: ¡Maestro, usted no ha temido el rebuzno libertario del honrado pueblo!

MAX: ¡El épico rugido del mar! ¡Yo me siento pueblo!

DORIO DE GADEX: ¡Yo, no!

MAX: ¡Porque eres un botarate!

DORIO DE GADEX: ¡Maestro, pongámonos el traje de luces de la cortesía! ¡Maestro, usted tampoco se siente pueblo! Usted es un poeta, y los poetas somos aristocracia. Como dice Ibsen, las multitudes y las montañas se unen siempre por la base.

MAX: ¡No me aburras con Ibsen!

PÉREZ: ¿Se ha hecho usted crítico de teatros, Don Max?

DORIO DE GADEX: ¡Calla, Pérez!

DON LATINO: Aquí sólo hablan los genios.

MAX: Yo me siento pueblo. Yo había nacido para ser tribuno de la plebe, y me acanallé perpetrando traducciones y haciendo versos. ¡Eso sí, mejores que los hacéis los modernistas!

DORIO DE GADEX: Maestro, preséntese usted a un sillón de la Academia.

MAX: No lo digas en burla, idiota. ¡Me sobran méritos! Pero esa prensa miserable me boicotea. Odian mi rebeldía y odian mi talento. Para medrar hay que ser agradador de todos los Segismundos. ¡El Buey Apis me despide como a un criado! ¡La Academia me ignora! ¡Y soy el primer poeta de España! ¡El primero! ¡El primero! ¡Y ayuno! ¡Y no me humillo pidiendo limosna! ¡Y no me parte un rayo! ¡Yo soy el verdadero inmortal y no esos cabrones del cotarro académico! ¡Muera Maura!

LOS MODERNISTAS: ¡Muera! ¡Muera! ¡Muera!

CLARINITO: Maestro, nosotros los jóvenes impondremos la candidatura de usted para un sillón de la Academia.

DORIO DE GADEX: Precisamente ahora está vacante el sillón de Don Benito el Garbancero.

MAX: Nombrarán al Sargento Basallo.

DORIO DE GADEX: Maestro, ¿usted conoce los Nuevos Gozos del Enano de la Venta? ¡Un Jefe de Obra! Ayer de madrugada los cantamos en la Puerta del Sol. ¡El éxito de la temporada!

CLARINITO: ¡Con decir que salió el retén de Gobernación!

LA PISA BIEN: ¡Ni Rafael el Gallo!

DON LATINO: Deben ustedes ofrecerle una audición al Maestro.

DORIO DE GADEX: Don Latino, ni una palabra más.

PÉREZ: Usted cantará con nosotros, Don Latino.

DON LATINO: Yo doy una nota más baja que el cerdo.

DORIO DE GADEX: Usted es un clásico.

DON LATINO: ¿Y qué hace un clásico en el tropel de ruiseñores modernistas? Niños, ¡a ello!

DORIO DE GADEX, feo, burlesco y chepudo, abre los brazos, que son como alones sin plumas, en el claro lunero.


DORIO DE GADEX: El Enano de la Venta.

CORO DE MODERNISTAS: ¡Cuenta! ¡Cuenta! ¡Cuenta!

DORIO DE GADEX: Con bravatas de valiente.

CORO DE MODERNISTAS: ¡Miente! ¡Miente! ¡Miente!

DORIO DE GADEX: Quiere gobernar la Harca.

CORO DE MODERNISTAS: ¡Charca! ¡Charca! ¡Charca!

DORIO DE GADEX: Y es un Tartufo Malsín.

CORO DE MODERNISTAS: ¡Sin! ¡Sin! ¡Sin!

DORIO DE GADEX: Sin un adarme de seso.

CORO DE MODERNISTAS: ¡Eso! ¡Eso! ¡Eso!

DORIO DE GADEX: Pues tiene hueca la bola.

CORO DE MODERNISTAS: ¡Chola! ¡Chola! ¡Chola!

DORIO DE GADEX: Pues tiene la chola hueca.

CORO DE MODERNISTAS: ¡Eureka! ¡Eureka! ¡Eureka!

Gran interrupción. Un trote épico, y la patrulla de soldados romanos desemboca por una calle traviesa. Traen la luna sobre los cascos y en los charrascos. Suena un toque de atención, y se cierra con golpe pronto la puerta de la Buñoleria. PITITO, capitán de los équites municipales, se levanta sobre los estribos.


EL CAPITÁN PITITO: ¿Mentira parece que sean ustedes intelectuales y que promuevan estos escándalos! ¿Qué dejan ustedes para los analfabetos?

MAX: ¡Eureka! ¡Eureka! ¡Eureka! ¡Pico de Oro! En griego, para mayor claridad, Crisóstomo. Señor Centurión, ¡usted hablará el griego en sus cuatro dialectos!

EL CAPITÁN PITITO: ¡Por borrachín, a la Delega!

MAX: ¡Y más chulo que un ocho! Señor Centurión, ¡yo también chanelo el sermo vulgaris!

EL CAPITÁN PITITO: ¡Serenooo!.... ¡Serenooo!...

EL SERENO: ¡Vaaa!...

EL CAPITÁN PITITO: ¡Encárguese usted de este curda!

Llega EL SERENO, meciendo a compás el farol y el chuzo. Jadeos y vahos de aguardiente. EL CAPITÁN PITITO revuelve el caballo. Vuelan chispas de las herraduras. Resuena el trote sonoro de la patrulla que se aleja.


EL CAPITÁN PITITO: ¡Me responde usted de ese hombre, Sereno!

EL SERENO: ¿Habrá que darle amoniaco?

EL CAPITÁN PITITO: Habrá que darle para el pelo.

EL SERENO: ¡Está bien!

DON LATINO: Max, convídale a una copa. Hay que domesticar a este troglodita asturiano.

MAX: Estoy apré.

DON LATINO: ¿No te queda nada?

MAX: ¡Ni una perra!

EL SERENO: Camine usted. MAX: Soy Ciego.

EL SERENO: ¿Quiere usted que un servidor le vuelva la vista?

MAX: ¿Eres Santa Lucía?

EL SERENO: ¡Soy autoridad!

MAX: No es lo mismo.

EL SERENO: Pudiera serlo. Camine usted.

MAX: Ya he dicho que soy ciego.

EL SERENO: Usted es un anárquico y estos sujetos de las melenas: ¡Viento! ¡Viento! ¡Viento! ¡Mucho viento!

DON LATINO: ¡Una galerna!

EL SERENO: ¡Atrás!

VOCES DE LOS MODERNISTAS: ¡Acompañamos al Maestro! ¡Acompañamos al Maestro!

UN VECINO: ¡Pepeee! ¡Pepeee!

EL SERENO: ¡Vaaa! Retírense ustedes sin manifestación.

Golpea con el chuzo en la puerta de la Buñolería. Asoma el buñolero, un hombre gordo con delantal blanco: Se informa, se retira musitando, y a poco salen adormilados, ciñéndose el correaje dos guardias municipales.


UN GUARDIA: ¿Qué hay?

EL SERENO: Este punto para la Delega.

EL OTRO GUARDIA: Nosotros vamos al relevo. Lo entregaremos en Gobernación.

EL SERENO: Donde la duerma.

EL VECINO: ¡Pepeee! ¡Pepeee!

EL SERENO: ¡Otro curda! ¡Vaaa! Sus lo entreao.

EL OTRO GUARDIA: Ustedes, caballeros, retírense.

DORIO DE GADEX: Acompañamos al Maestro.

UN GUARDIA: ¡Ni que se llamase este curda Don Mariano de Cavia! ¡Ése sí que es cabeza! ¡Y cuanto más curda, mejor lo saca!

EL OTRO GUARDIA: ¡Por veces también se pone pelma!

DON LATINO: ¡Y faltón!

UN GUARDIA: Usted, por lo que habla, ¿le conoce?

DON LATINO: Y le tuteo.

EL OTRO GUARDIA: ¿Son ustedes periodistas?

DORIO DE GADEX: ¡Lagarto! ¡Lagarto!

LA PISA BIEN: Son banqueros.

UN GUARDIA: Si quieren acompañar a su amigo, no se oponen las leyes, y hasta lo permiten; pero deberán guardar moderación ustedes. Yo respeto mucho el talento.

EL OTRO GUARDIA: Caminemos.

MAX: Latino, dame la mano. ¡Señores guardias, ustedes me perdonarán que sea ciego!

UN GUARDIA: Sobra tanta política.

DON LATINO: ¿Qué ruta consagramos?

UN GUARDIA: Al Ministerio de la Gobernación.

EL OTRO GUARDIA: ¡Vivo! ¡Vivo!

MAX: ¡Muera Maura! ¡Muera el Gran Fariseo!

CORO DE MODERNISTAS: ¡Muera! ¡Mueral. ¡Muera!

MAX: Muera el judío y toda su execrable parentela.

UN GUARDIA: ¡Basta de voces! ¡Cuidado con el poeta curda! ¡Se la está ganando, me caso en Sevilla!

EL OTRO GUARDIA: A éste habrá que darle para el pelo. Lo cual que sería lástima, porque debe ser hombre de mérito.

:: Ramón María del Valle-Inclán ::
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