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Miguel de Cervantes

De Esquivias a Illescas y Carranque
(Tramo 9)

Rutas de Don Quijote de la Mancha

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Por delante esperan 2.443 kilómetros de uno de los corredores ecoturísticos más fascinantes del mundo: ciudades, pueblos, aldeas, iglesias, ermitas, castillos, molinos, ventas, llanuras, sierras, valles, ríos, lagunas, estepas, bosques, barrancos y … aventura, mucha aventura; como la que vivió Don Quijote con su inseparable Sancho hace más de 400 años de la pluma de Miguel de Cervantes por estas tierras castellano-manchegas. En esta Ruta tiene el viajero una cita con la historia, con la cultura, con la naturaleza y con las gentes de esta región teniendo como inigualable guía a la alargada figura de Don Quijote.

Rutas del Quijote - Tramo 8

“Estando yo un día en el Alcaná de Toledo, llegó un muchacho a vender unos cartapacios y papeles viejos a un sedero, y, como yo soy aficionado a leer aunque sean los papeles rotos de las calles, llevado de esta mi natural inclinación, tomé un cartapacio de los que el muchacho vendía y vile con caracteres que conocí ser arábigos.”

Primera Parte, Capítulo III de Don Quijote de la Mancha.

Cervantes, Roma y El Greco. Nombres con mayúscula para este corto tramo de la Ruta de Don Quijote. Algo más de veinte kilómetros cargados de historia, arte y escenarios quijotescos. El camino transcurre por la comarca de La Sagra, al norte de la provincia de Toledo y en el límite fronterizo con la Comunidad de Madrid. Suaves llanuras onduladas en las que el viajero no debe perderse la visita a la casa en la que vivió Miguel de Cervantes en Esquivias, los cuadros de El Greco en el Hospital Santuario de Nuestra Señora de la Caridad en Illescas y el Parque Arqueológico de Carranque. Es Esquivias tierra de buenos vinos y patria natal de doña Catalina de Palacios y Salazar, con quien Miguel de Cervantes contrajo matrimonio en 1584. En el siglo XVI, sus caldos estaban reservados para la Casa Real, la nobleza y se expedían a enfermos y parturientas con receta médica. Su bonanza fue alabada por el autor de El Quijote en sus obras Persiles y Segismundo y en el Coloquio de los perros. En el Paseo de los Álamos, el viajero encontrará la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, construida sobre las ruinas del antiguo templo donde contrajo matrimonio Cervantes. Durante su recorrido por Esquivias, disfrutará de interesantes ejemplos de arquitectura popular como la Casa de la Torrecilla, de estilo barroco, donde Azorín escribió su obra La novia de Cervantes. En la Plaza de Cervantes abre sus puertas la Casa-Museo dedicada al escritor. Aquí vivió durante tres años y los vecinos tienen a gala afirmar que entre sus muros escribió la primera parte de El Quijote, inspirándose en personajes esquivianos.

Antes de llegar a Illescas, el camino pasa por Yeles, cuyos orígenes se remontan a la época de los celtas, habiéndose encontrado también vestigios romanos, visigodos y mozárabes. Su Iglesia Parroquial, está dedicada a Nuestra Señora de la Asunción. El antiguo camino entre Madrid y Toledo que cruzaba la villa de Illescas es conocido con el nombre de Calle Real. En sus márgenes abundaban posadas, mesones y fondas donde los transeúntes aprovechaban para reponer fuerzas o pernoctar. Aún hoy permanecen abiertos locales donde el viajero podrá degustar los mejores platos de la cocina toledana, que en este punto de la Ruta de Don Quijote tienen una excelente calidad. Illescas es un pueblo de dilatada y rica historia, siendo reconocido por sus valores patrimoniales, especialmente su colección de cuadros de El Greco que se conservan en el Santuario de Nuestra Señora de la Caridad: “San Ildefonso”, “La Caridad”, “La Coronación de la Virgen”, “La Natividad” y “La Anunciación”. El recorrido por Illescas no dejará indiferente al viajero. La población conserva su trazo urbano medieval, con callejuelas estrechas y quebradas, que desembocan en un apreciable número de plazas y espacios públicos.

Como otras poblaciones de la comarca de la Sagra, Ugena fue poblada por visigodos y musulmanes, y antes, en tiempos romanos, ya fue conocida como Uxene. Muy cerca, en la localidad de Carranque, destaca la Iglesia Parroquial de Santa María.

El final de este tramo de la Ruta de Don Quijote depara una sorpresa para el viajero: el Parque Arqueológico de Carranque. Organizado en torno a los importantes hallazgos romanos, está considerado como uno de los yacimientos más interesantes del final del Imperio Romano en la Península Ibérica. El conjunto de edificaciones y restos se encuentra a las orillas el río Guadarrama, junto a una frondosa arboleda que invita al descanso. El Parque constituye uno de los conjuntos monumentales más importantes de la Hispania Romana y es un lugar inolvidable dentro de este tramo de la Ruta de Don Quijote. Fue en el año 1983, durante la realización de labores agrícolas, cuando se descubrió casualmente un mosaico, que se convirtió en el hilo del que arqueólogos, historiadores e investigadores tiraron para sacar a la luz este interesante conjunto patrimonial, cuyos edificios, de finales del siglo IV, están relacionados con la figura del emperador Teodosio I El Grande. La visita al Parque Arqueológico se centra en tres núcleos representativos:

La Basílica es un edificio construido para uso civil, posiblemente la verdadera villa, que posteriormente fue reutilizado por visigodos con fines religiosos. Conserva columnas de mármol, labradas en una sola pieza y que fueron traídas desde canteras de Oriente. Está considerado como el templo cristiano-romano más antiguo de los descubiertos hasta ahora en España. El Ninfeo podría corresponderse con un aljibe o un pequeño mausoleo.

La Villa de Materno es la verdadera joya de esta visita. Se trata de un edificio de planta cuadrada con patio central, al que se accede desde diferentes estancias. Se conservan una veintena de habitaciones, pavimentadas con mosaicos decorados con dioses y héroes. El más destacado es el que representa al dios Océano, que se ha convertido en la imagen y emblema del Parque Arqueológico. La belleza y riqueza de estos mosaicos nos invitan a imaginar el exquisito gusto de sus moradores.

En el Centro de Interpretación el viajero tendrá ocasión de conocer las diferentes piezas aparecidas durante las excavaciones, así como recreaciones de la vida cotidiana en la villa mediante maquetas, dibujos y un audiovisual. También se ofrece información sobre otros yacimientos de la zona.

Fuente: Instituto Don Quijote de promoción turística, cultural y artesana de Castilla-la Mancha

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