Benito Pérez Galdós: Misericordia
1. El narrador:
Podemos observar que en la novela "Misericordia" hay sólo un tipo de narrador: un narrador omnisciente, el cual emplea la tercera persona, ya que no participa directamente en la historia y sabe todo, desde los sentimientos hasta aquello que sucede en cada lugar. A pesar de la aparente objetividad del narrador, con la que el lector puede imaginarse todo mejor, éste se dirige al lector haciendo hincapié en los aspectos negativos de los personajes. De esta manera el lector, que se ve influenciado por el autor y sus comentarios, a veces incluso ofensivos, siente cierta empatía hacia algunos personajes; como por ejemplo podemos leer en el siguiente fragmento:
" Eran las tres las que así chismorreaban, sentaditas a la derecha, según se entra, formando un grupo separado de los demás pobres, una de ellas ciega, o por lo menos cegata; las otras dos con buena vista, todas vestidas de andrajos, y abrigadas con pañolones negros o grises. La señá Casiana , alta y huesuda, hablaba con cierta arrogancia, como quien tiene o cree tener autoridad; y no es inverosímil que la tuviese, pues en donde quiera que para cualquier fin se reúnen media docena de seres humanos, siempre hay uno que pretende imponer su voluntad a los demás, y, en efecto, la impone." (cap. II, pág. 85)
Aquí el narrador deja traslucir su opinión, dejando constancia de su actitud frente a las "chismosas". En varias ocasiones el narrador participa en el relato utilizando el estilo directo y se amolda al lenguaje o vocabulario de los personajes, pues refleja la forma de hablar de cada uno de ellos. Así la novela, además de resultar realista, consigue dar mayor agilidad y viveza al discurso:
"-¡B'rrachona! no haber dinero.Llevarlo los embaixos, tú dormida."(cap. V, pág. 110)
En este ejemplo Galdós imita el acento de un moro, Almudena, cuya falta de conocimiento del castellano se reconoce fácilmente.
2. El tiempo:
Esta novela sigue un orden cronológico con retrospecciones al inicio de la narración, que permiten situar al lector en la narración. Así el público esta informado de los sucesos pasados, pudiendo, por tanto, entender la situación en el contexto actual del personaje. Como ejemplo podemos observar a Doña Paca y su desgracia al perder todo su dinero para caer en la miseria.
El ritmo de la historia es en algunos momentos difícil de seguir y obliga a una lectura atenta. De ahí que el público deba volver atrás en la lectura para situarse de nuevo en el marco narrativo. Además, podemos encontrar constantemente momentos de coincidencia como en diálogos o monólogos. En estos casos la duración de la lectura coincide con la duración real del diálogo o monólogo.
En muy pocos casos hay aparentes distanciamientos del autor, ya que su intención no es fijar una separación entre los dos tiempos; el presente y el tiempo de la acción; sino acercar al lector a la época en que tiene lugar la acción y su situación real.
3. El espacio:
Madrid es el espacio de mayor importancia y casi el único en que tiene lugar la acción. Pues, a pesar de las retrospecciones que tienen lugar en Guadalajara y las afueras, donde el moro Almudena lleva a cabo su penitencia, la acción se desarrolla en los barrios bajos de Madrid. Éstos son el símbolo de la miseria, en la que viven todos los pobres que aparecen en esta novela y, sobre todo, Benina y Doña Paca. Galdós realiza un recorrido bastante concreto por estos barrios, así como por los entornos en que se mueve Benina para conseguir sobrevivir. En él, el autor hace unas descripciones muy precisas de la situación, aspecto y tipo de personas que rodean cada lugar. De este modo, el lector se acerca al Madrid pobre del siglo XIX y, observa y se compadece de la miseria e indigencia de aquella época.
Texto aportado por Ester García para su publicación. ¡Muchas gracias!
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