La Busca
I. Estilo
La Busca es la primera de las tres novelas de Baroja que componen la trilogía "La Lucha por la vida". Se publicó en 1904. La novela destaca por su gran realismo, con el que se evidencia el mal de la sociedad española. La novela es un relato de distintas escenas, los capítulos son independientes y vienen a ser apuntes que el autor ha reunido en un libro pero él mismo confesaba que era un conjunto de apuntes cuyo fin era poner de manifiesto el mal reinante en la clase baja madrileña.
Por ello la novela carece de una unidad de forma, carece de exposición, nudo y desenlace. Sí tiene unidad en cuanto al estilo y sobre todo en cuanto al ambiente, que es el mismo ambiente de pobreza, miseria y sordidez. Asimismo existe una unidad de ritmo.
Baroja emplea en la novela un ritmo muy vivo y rápido. Esto lo logra al asíndeton, la falta de conjunciones. El estilo muy sencillo, fluido y preciso. El estilo de la primera parte es más sencillo frente al de la segunda, en la que el estilo es más retórico y complicado. A lo largo de toda la novela refleja con gran fidelidad y exactitud el léxico y la fonología madrileña baia. Utiliza mucho los vulgarismos fonéticos del habla madrileña. Asimismo hace gala de las locuciones extranjeras, transcritas al castellano según la versión popular. También utiliza mucho las locuciones populares. Comete incorrecciones gramaticales, aparecen falsas concordancias, frases desordenadas y a veces el uso de los tiempos verbales es incorrecto, es decir, se comenten solecismos, que dan mayor naturalidad a la novela.
Característico de esta obra es el realismo con el que describe los ambientes y las situaciones. Probablemente Baroja hizo esto con la intención de poner de manifiesto clara y verídicamente el mal de la sociedad madrileña del hampa. Este realismo lo marca de dos formas: una impresionista y otra expresionista. Por esto a veces hace una degradación del léxico mediante la ironía, utilizándola a la inversa, o sea llamando dama a una prostituta y palacio a una barraca, etc. Otras veces rompe la lógica de las frases. Se sirve de contradicciones ideológicas, degradaciones de conceptos e ironiza en cierto modo la degeneración nacional.
Abundan las anáforas y utiliza muchos adjetivos con matices de sordidez. Aparece mucho el estiló indirecto. Hay párrafos en los que relata en primera persona. Mediante el asíndeton da más agilidad, vivacidad y rapidez a la narración.
También se observa la utilización de figuras nominales de verbos. Usa poco la técnica impresionista, pero,en cambio utiliza con frecuencia la expresionista. A los personajes no los pinta individualmente, sino que los pinta en grupos a fin diferenciar claramente los rasgos. Pinta un grupo informe, donde las caras aparecen hinchadas y sin rasgos definidos. Pinta montones informes.
II. Estructura
El autor hace una división mecánica entre la primera y la seguida parte. En la primera parte relata la vida de Manuel en la casa de huéspedes y en la segunda su vida en la zapatería, donde entra en contacto con el hampa madrileño.
En la primera parte observamos que el ambiente no es tan sórdido como en la segunda, aunque también aparece la pobreza. En esta parte, Baroja relata cómo vive Manuel en la pensión, sin que sucedan grandes acontecimientos, en un ambiente de pobreza, aunque sin llegar a los extremos a los que llegará en la segunda y sobre todo en la tercera parte.
En la segunda parte el ambiente es más sombrío. Aquí Manuel entra en contacto con los malhechores, conoce los barrios bajos madrileños. Ahora los acontecimientos se precipitan, uno sigue al otro. En esta segunda parte el lenguaje es más crudo que en la primera. Manuel llega a conocer el mundo de los vagos y del hampa madrileño. La primera parte viene a ser como una introducción. En el espacio de tiempo en el que Manuel vive en la pensión con su madre no se sabe el rumbo que va a tomar el muchacho. Ya en la zapatería, al hallarse dentro del mundo de los vagos y malhechores, Manuel se halla en una encrucijada. No sabe si decidirse por el mundo del trabajo o si ha de dedicarse a la vida de malhechor. En este momento de indecisión observamos que lo único que le tiene ligado al mundo del trabajo son su madre y Roberto, el estudiante. El protagonista es zarandeado por el azar. En la segunda parte se hace más palpable la miseria y la pobreza de los bajos barrios madrileños a través de una mayor crudeza en el lenguaje. Esta segunda parte es más realista: Baroja pinta con exactitud lo que ha visto. El ritmo es más ágil, vivo y rápido.
III. Ambiente
Baroja pinta en esta novela magistralmente el ambiente bajo, de sordidez y miseria en el que vive el hampa madrileño. Esto lo consigue sobre todo a través del empleo de adjetivos con connotaciones de sordidez, suciedad y miseria. El autor hace gala de un gran realismo. En la novela se hace palpable, se materializa la miseria, la suciedad y la pobreza en la que se hallan inmersos tanto el protagonista como los personajes que le rodean. Este ambiente sórdido se mantiene a lo largo de toda la novela y en determinados momentos se agudiza, como en la escena de la cueva, en la que se refugian los malhechores y vagabundos, o en la escena del trapero. Además de los adjetivos, Baroja recurre al uso de sustantivos para describir la situación de miseria. Así: lodo, polvo. sombra, suburbios, etc. No obstante abundan mucho más los adjetivos.
Toda la novela despide un olor macilento a pobreza y miseria, una miseria que llega a hacerse palpable, en la que llega a sentirse sumergido el lector. El ambiente también se podría definir como sombrío. Observamos como los personajes, inmersos en la pobreza, no tienen posibilidad alguna de salir de ella.
Al final de la obra, en la parte final del último capítulo, observamos cómo el autor hace una división entre malos y buenos, aquellos que viven en las sombras de la noche y estos que viven trabajando y que, aún siendo pobres, viven a la luz del sol. El protagonista aprecia que ambas vidas son míseras, pero se decide por la vida honrada, aunque más fatigosa.
IV. Tiempo real y cronológico de la obra
La Busca está ambientada en el período de tiempo comprendido entre 1885 y 1888 cuando Manuel tiene entre 10 y 14 años. Manuel, en plena adolescencia, no tiene clara conciencia de lo que quiere. El tiempo de la novela es real y corresponde con el cronológico de la época.
El primer año de Manuel en Madrid transcurre desde el primer capítulo hasta el de la taberna de la Blasa. Desde este capítulo hasta la muerte de su madre transcurre el segundo año. El tercer año transcurre desde la muerte de su madre hasta el final de la novela.
Todas los acontecimientos que narra corresponden con el tiempo cronológico y con fechas históricas. Baroja menciona por ejemplo el crimen de Malasaña, realmente acaecido.
V. Realismo
Toda la novela en sí es muy realista y tiene muchos capítulos que son muy realistas.
Uno de los más realistas podría ser el primero de la tercera parte. En este capitulo se relata como al no poder permanecer Manuel con el Sr. Ignacio, lo lleva su madre a un puesto de pan y verduras. El dueño no le quiere pagar un jornal, por lo que su madre le saca de allí y lo lleva a que aprenda el oficio de panadero a una tahona, En esta tahona la vida es muy dura, demasiado para Manuel, por lo que éste cae enfermo y ha de salirse. Su madre le cura en la pensión hasta su total restablecimiento. La patrona le echa por encontrarle con su sobrina y Manuel se reúne con su primo Vidal y el Bizco, formando la sociedad de los Tres, que va a ser una sociedad de maleantes.
Este es un capítulo muy realista, pues en él la miseria y la pobreza alcanzan un punto culminante, haciéndose patente de un modo sobrecogedor. La sordidez que envuelve a los personajes se hace palpable. A este realismo contribuyen los adjetivos de negrura, con los que Baroja describe la tahona en la que trabaja Manuel: "oscuro, triste y sucio". Aquí observamos una gradación. La luz es amarilla y turbia. Todos los adjetivos utilizados por el autor sirven para poner de manifiesto y crear una sensación de suciedad y miseria. Pinta con un gran realismo a los personajes. Manuel se siente asqueado y débil frente a este ambiente. El alemán Karl, soñador que se emborracha a veces para escapar de la Realidad y vivir en su propio mundo de imaginación, fantástico, en el que no hay lugar para la miseria.
Manuel no soporta el trabajo en la tahona, pues el trabajo es demasiado duro para él y las horas de sueño son pocas. Cae enfermo. Su madre lo cura. Una vez que ya está bien, lo encuentran con la sobrina de la patrona y ésta lo pone en la calle.
Manuel no sabe a dónde ir. Se encuentra con el Bizco y su primo Vidal y, sin darse casi cuenta se halla inmerso en una sociedad, la de los Tres, que es una sociedad de maleantes. Aquí comienza la vida de vagabundo, maleante.
Baroja plasma despiadadamente la miseria y la pobreza, el mal en el que se hallan inmersos los barrios bajos de Madrid. Describe el trabajo como duro y mal retribuido. Observamos como las personas que se hallan inmersas en esta miseria no tienen modo ni medios de escapar de ella. Este capítulo es uno de ios más realista de toda la novela. La miseria se materializa y envuelve al lector.
VI. Vocabulario popular madrileño
A lo largo de toda la novela aparece con frecuencia el vocabulario popular madrileño. Podemos citar:
- cuchifleta - chanza.
- chusco - es una palabra que tiene gracia o picardía
- zascandil - es un hombre despreciable y enredador
- cubil - en este caso quiere decir habitación. Con esta palabra Baroja quiere destacar la pequeñez de ésta
- chiscón - aposento reducido.
- catre - es una carne ligera, para una sola persona
- potingues - bebidas de farmacia
- tufo - mal olor que despide una persona o cosa
- cachondona - burlona, guasona.
- chupada - inhalar una vez el humo del cigarrillo
- jolgorio - diversión alegre
- alboroque - en este caso quiere decir fiesta
- francachelas - comida en común
- sus reales - pasó a vivir, a hospedarse
- piltra - cama, en este caso se refiere a vivienda
- chiribitiles - desván, cuarto muy pequeño
- saltimbanquis - charlatanes ambulantes
- ahuecar el ala – marcharse
- berza - verdura.
- entenderse - tener relaciones sexuales con alguien
- amontonarse - acostarse con alguien
- cerril – grosero
- calentura – fiebre
- chulapo - chulo.
- entretener - en este caso tener relaciones (sexuales?) con alguien
- randa – ratero, granuja
- esmirriada – delgada
- berrear – llorar
- amolarse – fastidiarse
- molar - molestar.
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