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Literatura Contemporanea

El ensayo en el Siglo XIX

El ensayo en la literatura española de los siglos XIX y XX

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En El ensayo, al igual que el artículo periodístico, el autor expone libremente sus opiniones acerca de temas de interés político, histórico, filosófico, literario o científico. Se trata de un género cuya difusión en España se ha visto enormemente favorecida por la agitada y convulsa historia de nuestro país en los siglos XIX y XX y que refleja la situación del país y las inquietudes de sus pensadores.

A lo largo del siglo XIX, El ensayo, siempre vinculado a los problemas sociales, fue el vehículo de expresión de los debates ideológicos de la época. En España fue especialmente intensa la confrontación entre tradición y modernidad, condicionada por las luchas políticas. Los intelectuales españoles se alinearon en estos dos grandes bandos, por lo que sus textos a menudo tienen un carácter apologético y polémico.

En cuanto a la expresión, se acrecienta la influencia de la oratoria frente al estilo divulgativo y directo característico dEl ensayo en el siglo XVIII. Como en los discursos, predominan las frases largas, el tono elevado y retórico así como las referencias cultas. En el siglo XIX El ensayo perdió parte de su entidad como género propio al quedar situado entre el periodismo, que experimentó un desarrollo extraordinario, y los estudios más extensos y profundos. Así, buena parte del mejor periodismo, como el de Larra, puede considerarse dentro del género ensayístico.

I. Los pensadores tradicionalistas

Entre los ideales de los pensadores tradicionalistas o carlistas destacan el apoyo al absolutismo real y el mantenimiento del Antiguo Régimen y de los privilegios de la Nobleza y de la Iglesia. Proponían como rey al pretendiente Carlos, hermano de Fernando VII y su lema era: “Dios, Patria, Fueros, Rey.”

El apoyo estaba localizado en zonas geográficas concretas: Navarra, País Vasco, Aragón, Cataluña y el Maestrazgo y era liderado fundamentalmente por la población rural y el pueblo llano, además de ciertos elementos clericales y la pequeña nobleza campesina, opuestas a la población urbana, mayoritariamente liberal y burguesa.

Entre los autores que podemos adscribir a la corriente tradicionalista destacan Marcelino Menéndez Pelayo, Jaime Balmes y Juan Donoso Cortés.

A) Marcelino Menéndez Pelayo (1856-1912)

Marcelino Menéndez Pelayo (1856 – 1912) nació en Santander en 1856, donde comenzó sus estudios en los que destacó como niño prodigio. Licenciando en filosofía y letras en Barcelona y doctorado en Madrid amplió sus estudios en Portugal, Francia e Italia, dedicó su vida al estudio, lo que le permitió llevar a cabo una obra extensa y erudita, especializada sobre todo en temas literarios.

A los 21 años obtuvo una cátedra en la Universidad Central de Madrid. Ingresó en la Real Academia Española a los 25 y en la de Historia un año después; fue diputado conservador por Mallorca (1884) y senador por la universidad de Oviedo (1892). Desde 1898 fue director de la Biblioteca Nacional.

Menéndez Pelayo contribuyó a la formación de la conciencia nacionalista burguesa en el período de la Restauración, con el que se identificó plenamente; a partir de ahí, su obra pudo ser la bandera intelectual de movimientos conservadores. Su ideología aúna el nacionalismo con el catolicismo tradicionalista, por lo que polemizó con los intelectuales progresistas.

Murió en su ciudad natal en 1912 dejando tras de sí una ingente cantidad de obras que abarcan todos los campos de la cultura española (el Consejo Superior de Investigaciones Científicas publicó sus Obras completas en 1940, en 65 volúmenes, sin tener en cuenta sus epistolarios y notas) y legando a la ciudad toda su biblioteca, compuesta por más de 40.000 volúmenes.

Entre su obra destaca la monumental Historia de las ideas estéticas en España, que inauguró la moderna crítica literaria española. La ciencia española (1876) y la Historia de los heterodoxos españoles (1882) son dos de los trabajos también muy importantes de Menéndez Pelayo.En La ciencia española intentódemostrar que España había realizado importantes contribuciones a la ciencia moderna. Con ello trataba de refutar la tesis de que la defensa de la ortodoxia católica en los siglos XVI y XVII había provocado el atraso científico del país. En la Historia de los heterodoxos españoles defendió que “el genio español es eminentemente católico; la heterodoxia es entre nosotros accidente y ráfaga pasajera”. Su erudito rastreo de las herejías en España desde los orígenes del cristianismo hasta el siglo XIX le sirve para sostener que los escasos herejes españoles actuaron siempre bajo influencia extranjera, por lo que no lograron extenderse y arraigar.

B) Jaime Balmes (1810-1848)

El sacerdote catalán Jaime Balmes Urpía (1810-1848) nació en la ciudad de Vich, Barcelona; y movido por un interés particular realizó sus estudios en un seminario de la ciudad, obteniendo un doctorado en teología por el año de 1834, en la Universidad de Cervera.

La habilidad de escribir, gracias a la vida disciplinada y dedicada a los estudios, le permitió registrar uno de sus primeros ensayos: "El celibato del clero" a una convocatoria lanzada por el diario "El madrileño católico"; con el que obtiene el primer premio y la publicación del mismo, que fue exitosamente criticado. Al considerar que tenía grandes dotes de escritor se instala en Barcelona, y al poco tiempo publica un folleto con el nombre de "Consideraciones políticas sobre la situación" colocándose en el gusto de los lectores y a partir de entonces sería un publicista activo. Es tan grande su atracción por las costumbres morales que decide viajar por Inglaterra y Francia, estudiando de ellas, las Instituciones políticas; consolidando su investigación en una de sus obras relevantes: "El protestantismo comparado con el catolicismo", que lleva plasmado el objetivo de defender la religión cristiana?

En 1843 es nombrado director y redactor de la revista "La Sociedad" que lo muestra protector, cooperativo, descentralizado y partidario de la clase obrera, ganándose un lugar de distinción entre los pensadores de Europa. Balmes viaja a Madrid en 1845 para fundar el periódico monárquico "El Pensamiento de la Nación", que se regía por verdaderos principios morales, pero además introduciendo su pensamiento político intentando reunir en una sola sociedad a la familia de los Borbones, para restablecer la paz en España.

Jaime Balmes fue el pensador católico más destacado de su época, no tanto por la originalidad de sus ideas como por su afán de divulgarlas, de influir en la sociedad con ellas. Escribió multitud de artículos periodísticos sobre temas religiosos, sociales y políticos. Ante las turbulentas luchas políticas que vivía España, Balmes se sitúa en una postura moderada, que trata de conciliar el liberalismo y el carlismo. En sus obras doctrinales defiende la filosofía escolástica de la iglesia confrontándolas con las ideologías del siglo. Entre las obras que escribió Jaime Balmes encontramos: La religión demostrada al alcance de los niños, Cartas a un escéptico, Observaciones sobre los bienes del clero, El protestantismo comparado con el catolicismo en sus relaciones con la civilización europea, Consideraciones políticas sobre la situación de España, El criterio, Filosofía elemental, Filosofía fundamental y algunos otros artículos sobre diversos temas publicados en diferentes periódicos. Las obras El criterio y El protestantismo comparado, permitieron claramente difundir las ideas políticas y religiosas de Balmes, que incluso fueron traducidas a varios idiomas.

A los treinta y siete años de edad, el 9 de julio de 1848, Jaime Balmes Urpía, encontrándose en sus mejores años de fecundidad, muere enfermo de tuberculosis.  

C) Juan Donoso Cortés (1809-1853)

Juan Donoso Cortés (1809-1853), filósofo, literato, político y diplomático español, nació en el Valle de la Serena (Badajoz).

Se dio a conocer políticamente en 1832 con una Memoria actual de la monarquía, en la cual propugnaba un institucionalismo moderado al estilo de la Carta Otorgada francesa, y que por su oportunidad le llevó al Ministerio de Gracia y Justicia. Más ligado a la corona que al liberalismo, se opuso a las ideas progresistas, en especial después del motín de La Granja y de la promulgación de la Constitución de 1837.

Parlamentario moderado del grupo de Narváez, los intentos revolucionarios de 1848 provocaron su renuncia pública al liberalismo y defensa apasionada de una posición antiliberal y reaccionaria, expuesta en su Ensayo sobre el catolicismo, el liberalismo y el socialismo (1851) después de su primera estancia en Francia, en contacto con el ultramontanismo de Bonald y De Maestre. En esta obra presenta el liberalismo y el socialismo como amenazas contra la familia, la propiedad privada y la moral católica, y propone una monarquía fuerte basada en el cristianismo. Expone que la secularización de la sociedad y el liberalismo son obra del orgullo humano; el castigo de este pecado es la revolución, evitable mediante la sumisión al cristianismo y a la Iglesia católica. Fue muy elogiado por los pensadores políticos alemanes precursores del nazismo.

II. Los pensadores krausistas

Los intelectuales opuestos al catolicismo tradicionalista se agruparon en torno al krausismo, filosofía creada por el alemán Friedrich Krause (1781-1832), que proponía una religiosidad racional, al margen de las religiones establecidas. El krausismo fue introducido en España por Julián Sanz del Río (1814-1869), que había estudiado en Alemania. A su regreso, difundió esta filosofía en la Universidad y creó un núcleo de discípulos, entre los que destacaron Francisco Giner de los Ríos y Gumersindo de Azcárate.

Cuando en 1876 los profesores krausistas fueron expulsados de la Universidad fundaron la Institución Libre de Enseñanza, una red de escuelas laicas en las que se practicaba una pedagogía innovadora, basada en una intensa formación ética, la observación directa y el rechazo del aprendizaje memorístico y de la competencia entre los alumnos.

El krausismo, aunque minoritario, tuvo gran repercusión en la vida cultural española. Influyó en escritores como Valera, Galdós o Clarín, y en la Institución Libre de Enseñanza se educaron los hermanos Machado; profesor de la Institución fue asimismo el regeneracionista Joaquín Costa. Otra de sus secuelas fue la Residencia de Estudiantes, en la que confluyeron los poetas de la Generación del 27.

Francisco Giner de los Ríos (1839-1915)

Francisco Giner de los Ríos nace en 1839 en la ciudad de Ronda en el seno de una familia acomodada, lo cual le permite acceder a una correcta formación universitaria. Estudió Filosofía en Barcelona y Granada, trasladándose a Madrid en 1863, donde entraría en contacto y recibiría la influencia del profesor Sanz del Río,introductor en España del ideariokrausista. Las ideas e influencia delkrausismo marcarán para siempre tanto el pensamiento como la obra de Giner de los Ríos y se convierte en el continuador del movimiento. Obtiene la cátedra deFilosofía del Derecho y de Derecho Internacional de la Universidad de Madrid. Su carácter profundamente crítico, sus modos de enseñar y su ilimitada ilusión docente convertirán a Giner en una de las figuras obligadas del Madrid universitario. No dudará en enfrentarse abiertamente a ciertas ordenanzas atentatorias a la libertad de cátedra que habían sido adoptadas por el Ministro de Fomento, Marqués de Orovio, en 1875.

Como consecuencia de sus opiniones contrarias a las disposiciones del gobierno es expulsado de su cátedra, junto con amigos y discípulos, buena parte de los cuales compartirán desde ese instante los sueños transformadores de Giner de los Ríos. A raíz de los acontecimientos anteriores, pone en marcha una de las iniciativas que más han marcado la Educación de nuestro país: La Institución Libre de Enseñanza.

De la obra de Giner son especialmente importantes sus ensayos pedagógicos, que se agrupan en Educación y enseñanza (1889)y Ensayos sobre educación (1913). En ellos propone un tipo de educación integral, que forme ciudadanos tolerantes y cultos.

Para Giner, la instrucción es sólo una parte, un instrumento para alcanzar la educación. Por ello critica los métodos pedagógicos usuales en la España de su tiempo y propone una reforma educativa que sirva a su vez para reformar la sociedad española. En este sentido, Giner es un precursor de los regeneracionistas y los noventayochistas.

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