Calderón de la Barca - El alcalde de Zalamea (Jornada Segunda)
Jornada SegundaSalen don MENDO y NUÑO, su criado |
Tocan guitarras [dentro] LOPE: ¿Qué es aquello? CRESPO: Por la calle los soldados se pasean, cantando y bailando. LOPE: Mal los trabajos de la guerra, sin aquesta libertad se llevarán; que es estrecha religión la de un soldado, y darle ensanchas es fuerza. JUAN: Con todo eso es linda vida. LOPE: ¿Fuérades con gusto a ella? JUAN: Sí, señor, como llevara por amparo a vueselencia. Dentro [dicen y luego cantan] UNO: Mejor se cantará aquí. REBOLLEDO: Vaya a Isabel una letra. Para que despierte, tira a su ventana una piedra. CRESPO: (A ventana señalada Aparte va la música. ¡Paciencia!) MÚSICOS: "La flores del romero, niña Isabel, hoy son flores azules, y mañana serán miel." LOPE: (Música, vaya. Mas esto Aparte de tirar es desvergüenza. ¡Y a la casa donde estoy venirse a dar cantaletas!... Pero disimularé por Pedro Crespo y por ella.) ¡Qué travesuras! CRESPO: Son mozos. (Si por don Lope, no fuera, Aparte yo les hiciera...) JUAN: (Si yo Aparte una rodelilla vieja que en el cuarto de don Lope está colgada, pudiera sacar...) [JUAN] hace que se va CRESPO: ¡Dónde vais, mancebo? JUAN: Voy a que traigan la cena. CRESPO: Allá hay mozos que la traigan. TODOS: Despierta, Isabel, despierta. ISABEL: (¿Qué culpa tengo yo, cielos, Aparte para estar a esto sujeta?) LOPE: Ya no se puede sufrir, porque es cosa muy mal hecha. Arroja don LOPE la mesa CRESPO: Pues, ¡y cómo si lo es! Arroja Pedro CRESPO la silla LOPE: Llevéme de mi impaciencia. ¿No es, decidme, muy mal hecho, que tanto una pierna duela? CRESPO: De eso mismo hablaba yo. LOPE: Pensé que otra cosa era. Como arrojasteis la silla... CRESPO: Como arrojasteis la mesa vos, no tuve que arrojar otra cosa yo más cerca. (¡Disimulemos honor!) Aparte LOPE: (¡Quién en la calle estuviera!) Aparte Ahora bien, cenar no quiero. Retiraos. CRESPO: Enhorabuena. LOPE: Señora, quedad con Dios. ISABEL: El cielo os guarde. LOPE: (A la puerta Aparte de la calle, ¿no es mi cuarto? Y en él, ¿no está una rodela?) CRESPO: (¿No tiene puerta el corral, Aparte y yo una espadilla vieja?) LOPE: Buenas noches. CRESPO: Buenas noches. (Encerraré por de fuera Aparte a mis hijos.) LOPE: (Dejaré Aparte un poco la casa quieta.) ISABEL: (¡Oh, qué mal, cielos, los dos Aparte disimulan que les pesa!) INÉS: (Mal el uno por el otro Aparte van haciendo la deshecha.) CRESPO: ¡Hola, mancebo! JUAN: ¿Señor? CRESPO: Acá está la cama vuestra. Vanse [todos]. Salen don ÁLVARO, el SARGENTO, la CHISPA y REBOLLEDO, con guitarras, y soldados REBOLLEDO: Mejor estamos aquí, el sitio es más oportuno; tome rancho cada uno. CHISPA: ¿Vuelve la música? REBOLLEDO: Sí. CHISPA: Ahora estoy en mi centro. ÁLVARO: ¡Que no haya un ventana entreabierto esta villana! SARGENTO: Pues bien lo oyen allá dentro. CHISPA: Espera. SARGENTO: Será a mi costa REBOLLEDO: No es más de hasta ver quién es quien llega. CHISPA: ¿Pues qué? ¿No ves un jinete de la costa? Salen don MENDO con adarga, y NUÑO MENDO: ¿Ves bien lo que pasa? NUñO: No, no veo bien; pero bien lo escucho. MENDO: ¿Quién, cielos, quien esto puede sufrir? NUÑO: Yo. MENDO: ¿Abrirá acaso Isabel la ventana? NUÑO: Sí, abrirá. MENDO: No hará, villano. NUÑO: No hará. MENDO: ¡Ah celos, pena crüel! Bien supiera yo arrojar a todos a cuchilladas de aquí; mas disimuladas mis desdichas han de estar hasta ver, si ella ha tenido culpa de ello. NUÑO: Pues aquí nos sentemos. MENDO: Bien. Así estaré desconocido. REBOLLEDO: Pues ya el hombre se ha sentado --si ya no es, que ser ordena algún alma que anda en pena de las cañas que ha jugado con su adarga a cuestas. Da voz al aire. CHISPA: Ya él la lleva. REBOLLEDO: Va una jácara tan nueva, que corra sangre. CHISPA: Sí hará. Salen don LOPE y Pedro CRESPO a un tiempo, con broqueles. [Canta la CHISPA] CHISPA: "Érase cierto Sampayo la flor de los andaluces, el jaque de mayor porte, y el jaque de mayor lustre; éste, pues, a la Chillona topó un día..." REBOLLEDO: No le culpen la fecha, que el consonante quiere que haya sido en lunes. CHISPA: "Topó, digo, a la Chillona, que, brindando entre dos luces, ocupaba con el Garlo la casa de los azumbres. El Garlo, que siempre fue en todo lo que le cumple rayo de tejado abajo, porque era rayo sin nube, sacó la espada, y a un tiempo un tajo y revés sacude." Acuchíllanlos don LOPE y Pedro CRESPO CRESPO: Sería de esta manera. LOPE: Que sería así no duden. Métenlos a cuchilladas y sale don LOPE LOPE: ¡Gran valor! Uno ha quedado de ellos, que es el que está aquí. Sale Pedro CRESPO CRESPO: Cierto es que el que queda ahí sin duda es algún soldado. LOPE: Ni aun éste no ha de escapar sin almagre. CRESPO: Ni éste quiero que quede sin que mi acero la calle le haga dejar. LOPE: ¿No huís con los otros? CRESPO: ¡Huid vos, que sabréis hüír más bien! Riñen LOPE: ¡Voto a Dios, que riñe bien! CRESPO: ¡Bien pelea, voto a Dios! Sale JUAN JUAN: (¡Quiera el cielo, que le tope!) Aparte Señor, a tu lado estoy. LOPE: ¿Es Pedro Crespo? CRESPO: Yo soy. ¿Es don Lope? LOPE: Sí, es don Lope. ¿Que no habíais, no dijisteis, de salir? ¿Qué hazaña es ésta? CRESPO: Sean disculpa y respuesta hacer lo que vos hicisteis. LOPE: Aquesta era ofensa mía, vuestra no. CRESPO: No hay que fingir; que yo he salido a reñir por haceros compañía. Dentro, los SOLDADOS SOLDADO 1: A dar muerte nos juntemos a estos villanos. Salen don ÁLVARO y todos ÁLVARO: Mirad... LOPE: ¿Aquí no estoy yo? Esperad. ¿De qué son estos extremos? ÁLVARO: Los soldados han tenido, porque se estaban holgando en esta calle cantando sin alboroto y rüido, una pendencia, y yo soy quien los está deteniendo. LOPE: Don Álvaro, bien entiendo vuestra prudencia; y pues hoy aqueste lugar está en ojeriza, yo quiero excusar rigor más fiero; y pues amanece ya, orden doy, que en todo el día, para que mayor no sea el daño, de Zalamea saquéis vuestra compañía. Y estas cosas acabadas, no vuelvan a ser, porque la paz otra vez pondré, ¡voto a Dios!, a cuchilladas. ÁLVARO: Digo que aquesta mañana la compañía haré marchar. (La vida me has de costar, Aparte hermosísima villana.) Vanse don ÁLVARO y los SOLDADOS CRESPO: (Caprichudo es el don Lope; Aparte ya haremos migas los dos.) LOPE: Veníos conmigo vos, y solo ninguno os tope. Vanse [todos]. Salen don MENDO y NUÑO herido MENDO: ¿Es algo, Nuño, la herida? NUÑO: Aunque fuera menor, fuera de mí muy mal recibida, y mucho más que quisiera MENDO: Yo no he tenido en mi vida mayor pena ni tristeza. NUÑO: Yo tampoco. MENDO: Que me enoje es justo. ¿Que su fiereza luego te dio en la cabeza? NUÑO: Todo este lado me coge. Tocan MENDO: ¿Qué es esto? NUÑO: La compañía que hoy se va. MENDO: Y es dicha mía, pues con este cesarán los celos del capitán. NUÑO: Hoy se ha de ir en todo el día. Salen don ÁLVARO y el SARGENTO ÁLVARO: Sargento, vaya marchando, antes que decline el día, con toda la compañía, y con prevención que, cuando se esconda en la espuma fría del océano español ese luciente farol, en ese monte le espero, porque hallar mi vida quiero hoy en la muerte del sol. SARGENTO: Calla, que está aquí un figura del lugar. MENDO: Pasar procura, sin que entiendan mi tristeza. No muestres, Nuño, flaqueza. NUÑO: ¿Puedo yo mostrar gordura? Vanse [don MENDO y NUÑO] ÁLVARO: Yo he de volver al lugar, porque tengo prevenida una crïada a mirar si puedo por dicha hablar a aquesta hermosa homicida. Dádivas han granjeado, que apadrine mi cuidado. SARGENTO: Pues, señor, si has de volver, mira que habrás menester volver bien acompañado, porque al fin no hay que fïar de villanos. ÁLVARO: Ya lo sé. Algunos puedes nombrar que vuelvan conmigo. SARGENTO: Haré cuanto me quieras mandar. Pero, ¿si acaso volviese don Lope, y te conociese al volver? ÁLVARO: Ese temor quiso también que perdiese en esta parte mi amor; que don Lope se ha de ir hoy también a prevenir todo el tercio a Guadalupe; que todo lo dicho supe, yéndome ahora a despedir de él; porque ya el Rey vendrá, que puesto en camino está. SARGENTO: Voy, señor, a obedecerte. ÁLVARO: Que me va la vida, advierte. Vase [el SARGENTO] y salen REBOLLEDO y la CHISPA REBOLLEDO: ¡Señor, albricias me da! ÁLVARO: ¿De qué han de ser, Rebolledo? REBOLLEDO: Muy bien merecerlas puedo, pues solamente te digo... ÁLVARO: ¿Qué? REBOLLEDO: ...que ya hay un enemigo menos a quien tener miedo. ÁLVARO: ¿Quién es? Dilo presto. REBOLLEDO: Aquel mozo, hermano de Isabel. Don Lope se le pidió al padre, y él se le dio, y va a la guerra con él. En la calle le he topado muy galán, muy alentado, mezclando a un tiempo, señor, rezagos de labrador con primicias de soldado. De suerte que el viejo es ya quien pesadumbre nos da. ÁLVARO: Todo nos sucede bien, y más, si me ayuda quien esta esperanza me da de que esta noche podré hablarla. REBOLLEDO: No pongas duda. ÁLVARO: Del camino volveré; que ahora es razón que acuda a la gente, que se ve ya marchar. Los dos seréis los que conmigo vendréis. Vase [don ÁLVARO] REBOLLEDO: Pocos somos, vive Dios, aunque vengan otros dos, otros cuatro y otros seis. CHISPA: Y yo, si tú has de volver allá, ¿qué tengo de hacer? Pues no estoy segura yo, si da conmigo el que dio al barbero que coser. REBOLLEDO: No sé qué he de hacer de ti. ¿No tendrás ánimo, di, de acompañarme? CHISPA: ¿Pues no? Vestido no tengo yo; ánimo y esfuerzo, sí. REBOLLEDO: Vestido no faltará; que ahí otro del paje está de jineta, que se fue. CHISPA: Pues yo a la par pasaré con él. REBOLLEDO: Vamos, que se va la bandera. CHISPA: Y yo veo ahora porque en el mundo he cantado... |
Canta [la CHISPA] Fin de la Segunda Jornada |